La amenaza del pasado

Autor@: 

Ilustrador@: 

Corrector@: Mariola Díaz-Cano Arévalo

Género: Negro

Rating: Adultos

Este relato es propiedad de Rosy martínez. Las ilustraciones son propiedad de Rosa García. Quedan reservados todos los derechos de autor.

La amenaza del pasado.

Observó la pizarra con detenimiento, veintiséis fotos estaban allí colgadas, todas con imágenes exactamente iguales, pero con distintas protagonistas.

No había un patrón declarado en referencia a las víctimas, no tenían nada en común, eran de diferente raza, edad, color de pelo y ojos. Había mujeres de complexión fuerte y delgada.

Tras repasar esas veintiséis fotos, alargó la mano hasta el escritorio y abrió el primer cajón. Sin mirar localizó enseguida lo que buscaba. Sacó una carpeta marrón y lo cerró. Con la carpeta entre las manos volvió a contemplarlas.

Abrió la carpeta, arrancó una foto que se encontraba grapada a un solitario folio y se puso en pie. Tiró con desdén la carpeta sobre el escritorio, sin importarle lo más mínimo dónde caía, y colocó la foto al lado de las anteriores.

El cuerpo estaba situado en la misma posición que los otros, boca abajo, desnudo, con la cabeza apoyada en el asfalto y el pelo completamente retirado del rostro, que dejaba ver perfectamente su expresión de horror. La forense había sido muy clara. Todas las víctimas seguían vivas cuando él o la asesina las habían abandonado, los labios estaban pintados con la sangre de sus propias heridas. La única diferencia entre las víctimas era la situación de la firma.

Ilustración de Rosa García

Lo habían apodado el Asesino del Abecedario, porque en cada una de sus víctimas había dejado como firma una letra del mismo, pero en dieciséis cuerpos había colocado las letras en la espalda, no en el rostro. Además, había repetido letras. Habían buscado conexiones entre las víctimas que contaban con las mismas letras, pero había sido en vano.

Eran cincuenta años arrastrando aquel caso y veintiséis cuerpos a sus espaldas que la estaban volviendo loca. Hacía apenas tres días se había descubierto el número veintisiete, que en realidad era el primero, algo que no encajaba, pues la fecha límite se suponía que era ese mismo día.

Los crímenes se habían sucedido cada dos años en la misma fecha, como si quisieran impedir que llegase a olvidar ese caso. Algo innecesario, porque ella jamás podría olvidarlo.

Lo más extraño del cuerpo recién encontrado era que, pese a la descomposición, la letra en el cuerpo estaba escrita con sangre fresca y, según el informe que le habían dejado encima de la mesa unas horas antes, la sangre pertenecía a la víctima. Algo incomprensible, pues tras cincuenta años era imposible que existiera una gota de sangre del cuerpo. Entonces ¿cómo?

—¡Maldita sea! —Lanzó furiosa la foto al suelo y se giró mientras se tiraba del pelo frustrada.

Aquello no tenía ningún sentido. Sabía que ese primer crimen no había sido cometido por la misma persona que había llevado a cabo los veintiséis siguientes. También sabía que esa letra jamás había sido escrita en la espalda. Entonces ¿por qué sacar ese cuerpo a relucir ahora? Habían pasado cincuenta malditos años. ¿Cómo había podido burlarse de ella durante tanto tiempo?

Ilustración de Rosa García

Recogió el condenado informe de la forense y repasó lo escrito. Otra vez la letra “E” grabada. Alargó la mano hacia las quince carpetas apiladas en la derecha, el montón que se centraba en las víctimas que tenían la firma en la espalda.

Se sentó en la silla y volvió a repasarlas una por una. Cogió un trozo de papel y apuntó las letras sueltas. O, P, V, E, T, Y, É, R, I, O, M, A, R, S, P, E. Con paciencia se dispuso a ordenarlas de diferentes formas. Estaba segura de que tenían que tener un significado. Su instinto se lo decía a gritos.

Y había algo más que le gritaba con fuerza desde que apareció el primer cuerpo, pero había preferido ignorarlo. Sin embargo, ante ese hallazgo ya no podía seguir acallándolo por más tiempo.

Durante tres horas de reloj se pasó intentando encontrar algo coherente. En el último intento consiguió algo. Al escribir la última letra observó lo que decía y se quedó helada.

Una sacudida la obligó a levantarse con rapidez y observó a su alrededor. Estaba completamente sola en la comisaría. Buscó el reloj de la pared y descubrió que eran las cuatro y media de la noche.

Se sentó en la silla y se aferró a los apoyabrazos, tratando de decidir qué hacer. Tenía que buscar una maldita solución cuanto antes. No abandonaría la comisaría en todo el día y cuando tuviera que marcharse tendría que buscar la forma de ganar esa maldita partida.

—¿Quién? —susurró acercándose al ordenador y encendiéndolo.

Con prisa buscó un archivo que mantenía oculto y lo abrió. En la pantalla apareció una foto de un cuerpo en la misma posición que el resto, con una equis grabada en la mejilla derecha. Pasó de la foto y revisó todo lo escrito en ese informe, buscando algo, una mínima pista que se le hubiera pasado por alto. Pero no había nada, no existía ni un pequeño resquicio que quedara fuera de la ecuación. La víctima no tenía hijos, no tenía familiares, no había relación alguna, había sido escogida al puñetero azar. No había huellas, ADN, pelo, nada.

Todo parecía estudiado al dedillo, con una pulcritud exquisita, incluso hasta el lugar donde ocultar el cuerpo. Tanto era así que si no lo hubiesen desenterrado, posiblemente no lo habrían encontrado. Golpeó con el puño el escritorio y durante el resto del día permaneció en el despacho pensando.

Ilustración de Rosa García

Cuando el reloj dio las diez de la noche, recogió sus cosas y revisó su arma, comprobó su cargador y salió. Era hora de atar los cabos sueltos. Existía un testigo del crimen, que lo convertía en imperfecto, además de ser la causante de crear a un asesino en serie, y ahora era su deber subsanar ese error. Al cerrar la puerta, el pequeño trozo de papel voló cayendo al suelo, cerca de la foto de la primera víctima. En él rezaba el siguiente mensaje:

“Voy a por ti, espérame.”

Rosy Martínez

2 comentarios en “La amenaza del pasado

  1. Rosy, ha sido un verdadero placer ilustrar tu relato. El tema criminálico/detectivil me ha inspirado mucho, de ahí que me saliesen 3 ilustraciones casi sin pensarlo, jeje. Es que los crímenes, detectives, noche, oscuridad, sangre, amenazas, inacabado, etc., hacen que salga el monstruo que llevo dentro, jeje….ademas, has conseguido que vuelva a utilizar el papel y la tinta china, ilustrar manualmente ha sido genial!!!! Muchas gracias, guapa!!!! Rosa.

    • El placer ha sido todo mio Rosa, y estoy deseando volver a trabajar contigo. La verdad es que fue todo un reto para mí, al igual que el nuevo tema 😉 Jamás me había planteado escribir algo parecido, pero fue divertido. Muchas gracias por darme la oportunidad de participar.

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